La desazón de dejar puntos, la impotencia del escaso juego colectivo y la incertidumbre de cara al domingo atormentan mi cabeza desde que Leodán González decidió pitar y dar por finalizado el juego cuando Leandro Fernández se preparaba para patear el córner que parecía ser la esperanza.
Esperanza, una palabra confortable, pero creada a base de errores propios, que se disfrazó de Santiago Ramírez alguna vez, y que, como todo, tanto en la vida como en el fútbol, alguna vez se termina.
Y el domingo se terminó, no sé si cuando expulsaron al propio Ramírez, esa esperanza personificada de la que hablo, o cuando Leodán González pitó en el último segundo. La esperanza que había generado la propia gente de Nacional, que llevó al triunfo frente a Plaza Colonia en la última pelota del partido y con la última parte del cuerpo que quedaba, y la que llevó a que, también, jugando muy poco y con errores defensivos repitiéndose en loop, Leandro Fernández empuje la pelota en el último minuto para darnos el 3-2 sobre un Boston River al que Nacional le facilitó prácticamente los dos goles con errores propios.
¿Podés equivocarte y ganar? Sí, por supuesto, pasó en los dos partidos que mencioné antes, pero si no corregís esos errores el margen se acorta, y a Nacional, el domingo, se le acortó; y dejó pasar nuevamente una chance inmejorable de ponerse a tiro por el Tri Campeonato.
Preocupan los bajos rendimientos individuales, el nulo juego colectivo y también el momento negativo sin precedentes por el que pasa Bergessio, pero no quiero dar por finalizada esta columna sin hacer hincapié en la pasividad con la que marcamos, y también atacamos, la pelota quieta. Yo sé que estarán cansad@s de leer, de escuchar y de razonarlo, pero es increíble que suframos en cada córner, son más significativos en el resultado nuestros errores que la virtud del rival. Por favor, están en Nacional, ganen el domingo y demos vuelta esto todos juntos.
¿Qué me queda decir? ¿En qué me queda creer? En la gente, en la gente hermano, la gente que siempre está, que se comió meses sin ir a la cancha y lleva 8 partidos de 8 agotando las entradas, acá y en China, llévennos donde nos lleven, allá vamos a estar, allá va a estar la gente que va a estar siempre, que deja de lado su vida por Nacional, que ayer llegó a la casa a las 4 am porque tenía 4 horas de viaje. Piensen en ellos. Ellos y todos nosotros somos Nacional, ni jugadores ni dirigentes ni este ni aquel, ellos: nosotros, vos, yo, somos la verdadera Esperanza.
Gracias La Abdón por el espacio, y a vos que llegaste hasta acá. Estamos y vamos a estar siempre, pase lo que pase el domingo esto es Nacional y va a seguir siendo Nacional toda la vida. Sabés que vas a festejar, sufrir, llorar, pero nunca vas a dejar de alentar, porque este amor, es para siempre.
Valentín Canale
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